La intervención de SVB pone en el foco las fintech y su regulación

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La intervención de Silicon Valley Bank (SVB) en Estados Unidos el pasado lunes ha removido las cenizas de la industria tecnológica y bancaria en todo el mundo durante las últimas horas volviendo a poner en el foco al universo fintech. El hecho de que SVB fuese el banco de cabecera de las startups y, como consecuencia, de las empresas de servicios financieros que utilizan la última tecnología para ofrecer productos y servicios financieros innovadores -«Somos el líder bancario de la industria fintech«, es su eslogan-, destapa riesgos pero también oportunidades para unas compañías que siempre han tenido la regulación, aparejada con el desarrollo de su supervisión, en el centro de la polémica.

Por el lado de los riesgos, los expertos del sector se centran en la posibilidad de que SVB pueda afectar a la financiación de estas compañías. «Su quiebra y el potencial contagio a neobancos podría interrumpir el flujo de capital hacia esta tipología de empresas», señalan a elEconomista.es desde Accuracy. La consultora financiera señala que el riesgo reputacional podría contagiarse a algunos neobancos «de tal manera que los depositantes de esta tipología de entidades retiren sus depósitos».

Otras fuentes del ecosistema fintech español apuntan a que el encarecimiento de la financiación iniciado hace ya unos meses podría recrudecerse por los acontecimientos de los últimos días. En cambio, destacan estas consecuencias pueden ser más visibles para aquellas startups más pequeñas, mientras que las que ya están consolidadas pueden identificar, en cambio, nuevas oportunidades.

En este sentido se manifiesta también Fidelity, señalando que empresas como Adyen, una plataforma de pagos holandesa que cotiza en el Euronext, «podrían beneficiarse debido a la huida hacia la calidad y la seguridad». De hecho, este tipo de compañías, en las que también se enmarcarían Paypal o SoFi, despegan este martes en bolsa tras el golpe de ayer. 

«El colapso pondrá el foco en una mayor diversificación de las fuentes de financiación más allá de la deuda bancaria lo que podría favorecer a las fintech«, señala Diego López Silva, director de Debt Advisory de BlueBull

Presión supervisora

Precisamente la supervisión acapara gran parte de los análisis del sector. Miguel Fernández, cofundador y CEO de la fintech Capchase, que apunta a nuevo unicornio español, reconoce que la regulación bancaria tendrá que adaptarse a la nueva realidad, para lo que existen varias palancas que acelerarán el proceso. «En primer lugar, requerimientos de reserva más elevados, un balance más adecuado en la exposición para evitar una crisis de liquidez, junto a la concentración del sector en los bancos mas grandes (too big to fail) que estarán asegurados por el Gobierno. A esto se suman costes de capital más elevados para los bancos más pequeños, lo que dificultará la capacidad de conceder crédito a la mediana y pequeña empresa», concluye.

El propio SVB lanzó el pasado mes de noviembre un informe en el que analizaba el estado de situación de estas compañías. En él señalaba que «mientras las instituciones financieras tradicionales lidiaban con una montaña de nuevas regulaciones, las empresas de tecnología financiera creaban plataformas tecnológicas con menos supervisión». Si bien indica que hoy en día «están supervisadas por docenas de agencias federales», la diferencia entre unas y otras es todavía muy abultada. En este sentido, en el gráfico adjunto se puede ver cómo el universo startup ha crecido en Estados Unidos mientras la regulación iba por detrás. 

De estas diferencias es precisamente de donde se extraen las oportunidades para estos nuevos agentes del mercado. Fernández no tiene duda de que las fintech saldrán reforzadas debido a su capacidad para adaptarse al nuevo entorno «de la manera más rápida posible». «Principalmente por nuestra habilidad para entender muy bien los datos y diseñar productos adaptados a cada empresa y a sus circunstancias de forma personalizada y automatizada», señala a elEconomista.es.

Fuente: El Economista.es

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