La industria ‘fintech’ en 2040: ¿Qué tendencias definirán la evolución de la banca en los próximos 15 años?

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IA generativa con agentes financieros autónomos, computación cuántica que acelera la detección de fraudes en segundos y servicios bancarios integrados en aplicaciones de salud o ‘e-commerce’. Según el informe ‘Fintech 2040’ elaborado por Riverty, así podría ser el ecosistema ‘fintech’ en menos de dos décadas. Un ecosistema en el que, además, tenderán a difuminarse los límites entre pagos, préstamos, seguros e inversiones.

Inteligencia artificial, computación cuántica y finanzas integradas. Estas son las principales tendencias tecnológicas que marcarán el sector ‘fintech’ en los próximos años. Un futuro en el que las fronteras entre gasto, préstamo, inversión y aseguramiento serán cada vez más difusas y donde el usuario tendrá servicios financieros incorporados en sus aplicaciones cotidianas de compras, salud y otros sectores.

Así se desprende de ‘Fintech 2040’, un informe elaborado por el proveedor de soluciones de pago BNPL Riverty, que dibuja el porvenir del sector y analiza el impacto de diferentes tendencias tecnológicas en la relación de las personas con el dinero. Para ello, analiza el proceso de orden a pago (‘order to cash’O2C, en inglés) y repasa cada fase desde que el cliente entra en contacto con un comercio hasta el seguimiento que se realiza después de recibir el producto (comunicación postcompra, solución de incidencias, seguro del producto…).

Aunque las tendencias tecnológicas que apunta son variadas, todas confluyen en dos dimensiones: la personalización de la experiencia del usuario y la automatización de los procesos bancarios. El informe proyecta un futuro en el que los usuarios puedan tomar decisiones inmediatas sin necesidad de ingresar en su aplicación bancaria, donde los agentes financieros puedan manejar un volumen de datos mucho mayor y a más velocidad y en el que la transparencia y la flexibilidad sean la norma.

IA para todo

La IA será la tecnología dominante en los próximos 15 años con aplicaciones directas sobre el sector financiero. Las estimaciones para 2030 apuntan a un ahorro de un billón de dólares para la industria bancaria y de ‘fintech’ gracias a los agentes de IA que podrán negociar tratos, realizar inversiones o detectar los fraudes de manera autónoma. Se trata de la evolución de la IA generativa hacia servicios que van más allá de los asistentes que conocemos actualmente y que podrán tomar decisiones autónomas. Empresas como GoogleApple y OpenAI ya están desarrollando y probando versiones incipientes de esta tecnología con el objetivo de posicionarse en el mercado.

Si bien actualmente la IA se integra en servicios como los ‘chatbots’ para hacer más amigables las interacciones, la evolución de la tecnología permitirá la integración de asistentes automatizados en el día a día. Esto afecta también a cómo gestionarán las personas su dinero y las interacciones con el sector financiero. Se prevé que estos agentes puedan llegar a entender a los clientes hasta tal punto que les hagan recomendaciones financieras basándose en su estado de ánimo o su tolerancia al riesgo. Además, la recolección de datos sobre los hábitos de los usuarios les permitirá diseñar soluciones personalizadas sobre servicios bancarios o productos de inversión.

Desde el punto de vista de la seguridad, la IA servirá para refinar los sistemas de detección de fraude, al detectar más fácilmente patrones sospechosos o actividades de usuarios que se salgan de lo habitual. Para ello, entra en juego otra tendencia: la evolución de la biometría como método de autenticación. El desarrollo de nuevos sistemas de identificación, como el análisis del ritmo de escritura en teclados o los hábitos de uso del móvil podrán identificar al usuario y añadir más capas de seguridad a los procesos de autenticación. Según recoge el informe de Riverty, se estima que el mercado de la IA para la ciberseguridad crezca de los 28.510 millones de dólares actuales a 177.140 millones en 2034. Si la tendencia se mantiene, el mercado de la IA en ciberseguridad puede alcanzar los 600.000 millones de dólares en 2040.

Finanzas integradas en el día a día

La apuesta por la personalización y el uso de la IA traerá un mayor desarrollo de las finanzas integradas (o ‘embedded finance’ en inglés) que permitirán la conexión entre servicios financieros y otras aplicaciones. La combinación de datos de contexto como la geolocalización, la actividad de los dispositivos, los hábitos de compra o la lealtad a determinadas marcas o productos permitirá personalizar las ofertas y ofrecer soluciones financieras según las necesidades de cada cliente en cada momento.

Una de las características de esta tendencia es la posibilidad de ofrecer diferentes productos financieros en el momento de la compra de un servicio, como los pagos a plazos o la contratación de un seguro. Gracias a las API, la integración de estos servicios directamente en las ‘apps’ o webs de industrias de todo tipo (comercio, educación, salud) profundizará en el acceso a servicios financieros directamente en las ‘apps’ que ya utiliza el cliente

Estas soluciones irán integrándose de manera cada vez más autónoma en el día a día de los clientes y difuminará los límites entre pagos, préstamos, seguros e inversiones. Por ejemplo, en cualquier momento una persona podrá reubicar parte de su pensión de jubilación para atender a necesidades de consumo puntuales o aprovechar una oportunidad de inversión según la evolución del mercado. Todo ello, además se integrará en las aplicaciones de uso común, que no requerirán acudir a la aplicación del agente financiero para contratar un seguro, un préstamo o realizar una operación. La flexibilidad, fluidez y personalización serán las características clave de estos servicios.

Computación cuántica

Si la tendencia tecnológica actual de moda es la inteligencia artificial, la computación cuántica se vislumbra como una de las tecnologías que marcarán las próximas décadas. Actualmente, el liderazgo de la investigación y el desarrollo de ordenadores cuánticos está liderado por Google e IBM, a la espera de ver cuál será el primero en lanzar un ordenador cuántico comercializable.

¿El reto? Lograr que la enorme cantidad de cálculos que se realizan en los chips cuánticos sea precisa. Es lo que se conoce como corrección de errores y su dificultad radica en que la composición de los materiales que se necesitan para la cuántica es muy sensible. Las previsiones apuntan a ordenadores comerciales a finales de esta década y, no en vano, este 2025 ha sido declarado como Año Internacional de la Ciencia y Tecnologías Cuánticas para promover su desarrollo.

En el sector financiero, los beneficios de la computación cuántica pasan por aumentar la capacidad y velocidad de cálculo. Esto permitirá a los sistemas cruzar ingentes cantidades de datos a la vez para tomar mejores decisiones. En ámbitos como la detección del fraude o la evaluación de riesgos permitirá que cálculos que ahora requieren horas de supervisión manual puedan realizarse en cuestión de segundos, siendo capaces de ejecutar predicciones mucho más precisas en tiempo real.

Desde el punto de vista del cliente y de los comercios, la tecnología cuántica será capaz de analizar bases de datos masivas en mucho menos tiempo (como tendencias de precios mundiales o historiales de navegación del usuario) para realizar recomendaciones hiperpersonalizadas o detectar cambios en la demanda para que los comercios puedan ajustar inventarios y promociones. La convergencia de estos sistemas con la automatización de la IA permite prever un futuro en el que la experiencia de compra sea hecha a la medida de cada cliente.

Sin embargo, no todo es tan brillante en el mundo de la cuántica. Esta ingente capacidad de procesamiento también amenaza a los sistemas criptográficos tradicionales que verán obsoletos sus protocolos de seguridad. Por ello, es necesario que las técnicas de ciberseguridad se actualicen al tiempo que aumentan las amenazas de la ciberdelincuencia cuántica.

Estas tendencias, sumadas a otras ya muy presentes como las finanzas descentralizadas o las criptodivisas, convergerán en un nuevo paradigma financiero en el que los clientes reclamarán más transparencia, fluidez e inclusión al tiempo que los servicios se hiperpersonalizan y se automatiza la operativa.

Fuente: BBVA

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