Planes de crecimiento de Rappi se aceleraron con la pandemia

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Fuente: Forbes Colombia

Rappi comenzó su recorrido por Latam hace cinco años, tiempo en el cual no sólo se ha expandido por la región y levantado casi 1,400 millones de dólares en inversiones, sino que también ha construido un negocio diverso, que va más allá del delivery.

Para concretar la inversión más importante que el poderoso CEO de SoftBank, Masayoshi Son, ha hecho en América Latina, se necesitó de una visa exprés y un viaje de casi 24 horas de duración entre Bogotá, Colombia, y Tokio, Japón.

Era a mediados de marzo del año pasado, cuando los colombianos Simón Borrero, Sebastián Mejía y Felipe Villamarín, fundadores de Rappi, luego de semanas enteras de conversaciones, finalmente habían sido citados por el magnate. Quería verlos “lo antes posible”, en Asia.

Sin embargo (los tres emprendedores así lo recuerdan), cruzar el mundo no les resultaba sencillo en aquel momento, en especial porque no contaban con la visa para ingresar al país nipón, trámite que podría demorar hasta 15 días. Era un tiempo que no podían darse el lujo de perder, pues también perderían aquella cita.

Los emprendedores, preocupados por la situación, avisaron a Marcelo Claure, hoy Chief Operating Officer (coo) de SoftBank, su principal contacto en la ecuación, sobre lo que les había impedido, hasta ese momento, subir a un avión rumbo a Japón.

Él, simplemente, les pidió que esperaran unos minutos. Así lo hicieron, pero estaban intranquilos. Apenas tres horas después, en sus pasaportes se podía ver el sello que les permitiría, finalmente, entrar al País del Sol Naciente.

Era claro que Masayoshi quería verlos y había movido rápidamente sus influencias para lograrlo. Cuarenta y ocho horas después, aún con el jet lag encima, los tres estaban sentados, desayunando a la mesa de Son, el ostentoso inversionista japonés que ha financiado el ascenso de grandes globales, como Alibaba, Uber, Didi o, inclusive, el problemático coworking WeWork, escuchándolo hablar en su majestuosa casa y cerrando la transacción más importante de sus vidas: una inversión de 1,000 millones de dólares (mdd), acuerdo que valuó a Rappi en 3,500 mdd, según personas familiarizadas con la transacción.

“En ese momento teníamos otras propuestas de inversionistas, pero llegó la de SoftBank y ahí nos quedamos”, dice el cofundador y ceo de Rappi, Simón Borrero, en entrevista con Forbes México. Del otro lado de la acera, la confianza en el modelo de negocio de Rappi está más que presente; así lo expresa Marcelo Claure, coo del banco japonés y cocreador del Innovation Fund de 5,000 mdd que la entidad japonesa creó para Latinoamérica.

“Creemos firmemente en las tendencias seculares que impulsan el negocio de Rappi: la digitalización de la vida cotidiana, desde los alimentos hasta los supermercados y los servicios financieros. También creemos firmemente en el modelo comercial de Rappi, [que consiste en] agrupar múltiples ofertas dentro del mismo producto y convertirse realmente en parte de la vida de sus clientes”, expone.

Crecimiento

La inversión del banco japonés acaparó la mirada del mundo, que presenció, así, la coronación del desarrollo que la compañía de origen colombiano había comenzado desde finales de 2015.

Cuando echaron a andar la firma Rappi, los tres emprendedores eran aún bastante jóvenes; ninguno había superado los 30 años de edad. Sin embargo, ya contaban con experiencia abriendo empresas y, más aun, la tenían en temas relacionados con innovación.

El antecedente fue Grability, un estudio de software con el que desarrollaron una tecnología que licenciaron a grandes supermercados del mundo, como Walmart, en Estados Unidos, y Reliance, en la India; pero la lentitud con la que se activaban los procesos con este tipo de empresas los animó a aventurarse a trabajar en nuevas propuestas.

Nos creíamos capaces de ser la nueva revolución en logística, pero el proyecto inicial de Rappi, en el fondo, se trataba de ser una tiendita de barrio, con 500 productos”, evoca Villamarín.

“Estábamos entre dos proyectos, así que nos fuimos a una finca, mes y medio, con 15 desarrolladores, a sacar el código, para no perder el tiempo”, agrega.

Fue de ese “cónclave” de programadores de software que resultó un desarrollo logístico para tres cosas: un supermercado, restaurantes y un botón de antojo. Justo con esta idea es que comezaron en Colombia y, posteriormente, apenas alrededor de cuatro meses después, saltaron a México, un país que consideraban esencial para concretar su crecimiento de cara al futuro.

“México siempre fue un país prioritario para Rappi. Desde que llegamos allá y comenzamos, siempre tuvimos esto en la cabeza. Nos decían que nos enfocáramos, primero, sólo en el mercado local colombiano, pero nunca fuimos buenos escuchando ese tipo de consejos”, afirma Sebastián Mejía, cofundador y presidente de la plataforma.

Incluso, hay una anécdota de sus primeros días por nuestro país. Cuando todavía no tenían tantas alianzas con restaurantes, a través de su botón Rappi Favor (que permite pedir cualquier cosa a domicilio), veían que surgía un pico de pedidos desde una esquina muy particular en la colonia Condesa: La Esquina del Chilaquil.

“Esto pasaba mucho orgánicamente, así que fuimos a visitarlos y les dijimos: ‘Ésta es su oportunidad de digitalizarse’. Luego de mucho platicar, integramos oficialmente [esta firma] a Rappi y empezaron a tener un crecimiento impresionante”, recuerda Mejía.

Pero, mientras todo este crecimiento en ambos países se gestaba, y muchísimo antes de que apareciera SoftBank en su horizonte, la compañía empezaba a visualizar también la posibilidad de levantar capital. Entrados en 2016, en su etapa más temprana, se propusieron entrar a Y Combinator, la aceleradora de startups más relevante del mundo, ubicada en Silicon Valley.

Las cosas salieron bien y, tras encontrarse cara a cara, en una entrevista de 10 minutos, con Paul Buchheit, el creador de Gmail, y otro grupo de especialistas, finalmente los aceptaron en su programa. Tras ese hecho, el fondo Andreessen Horowitz invirtió, en una ronda semilla, 9 millones de dólares en la empresa.

“Volvimos a Latinoamérica creyendo que teníamos dinero para cuatro años, pero, como seguimos creciendo súper rápido, el dinero se consumió”, expresa el ceo de Rappi.

Después de esta primera inversión, y tras ser “bateados” por otros 42 fondos que les cerraron las puertas cuando buscaban una nueva ronda ya de serie A, la compañía consiguió una cita en Sequoia Capital, el legendario fondo que ha respaldado a Apple, Google, Youtube, Zoom y más.

El hecho culminó en una nueva inversión de 52.8 mdd del fondo, misma que les permitió saltar a los mercados brasileño y argentino. Fue este respaldo el que los llevó a convertirse en un imán para nuevos inversionistas.

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