En un contexto de inflación, restricciones e inestabilidad tanto nacional como global, cada vez más bolivianos y también empresas, migran silenciosamente al dólar digital.
El fenómeno, conocido como Flight to Crypto, ya no es exclusivo de los entusiastas cripto: hoy, detrás de estas monedas hay compañías que financian sectores estratégicos como el agro, la inteligencia artificial y la infraestructura blockchain. Esta expansión hacia la economía real está impulsando un nuevo nivel de confianza corporativa en las stablecoins.
Con la economía local en constante vaivén, las restricciones que aún limitan el acceso al dólar, sumadas a una coyuntura global incierta, llevan a que un número cada vez mayor de bolivianos encuentre refugio en el mundo de las criptomonedas.
El año 2025 presenta un tablero internacional agitado: tensiones entre potencias, una inflación global que no cede y una economía mundial con signos de interrogación. En Bolivia, este panorama se superpone a un escenario ya conocido: un déficit de combustibles que ha generado una inflación que ya encendió las alarmas y una crisis económica que ha restringido el acceso libre al dólar norteamericano en entidades financieras. En esta doble tormenta, los bolivianos buscan resguardo, y cada vez más miran hacia las criptomonedas.
«Las personas ya no buscan solamente invertir: buscan resguardar su dinero, mantenerlo a salvo de la inflación, de los controles bancarios y del riesgo país. En ese sentido, las criptomonedas (especialmente bitcoin y las stablecoins) están demostrando ser el refugio más eficiente y accesible», afirma María Fernanda Juppet, CEO de CryptoMKT, una de las exchanges pioneras y líderes de Latam.
¿Qué es el «Flight to Crypto» y por qué Bolivia es un imán para esta tendencia?
El «flight to crypto» describe la migración de capitales desde monedas tradicionales o activos inestables hacia criptomonedas percibidas como más seguras o con mayor potencial de preservar valor. Bolivia, con sus históricas crisis económicas y las persistentes trabas al dólar, se convierte en un terreno fértil para este fenómeno.
Las stablecoins (como USDT o USDC) permiten operar con una paridad 1:1 al dólar, sin depender de bancos ni gobiernos. Y bitcoin, con su naturaleza escasa y descentralizada, se posiciona como el «oro digital» del siglo 21.
En este contexto, es importante distinguir dos grandes perfiles que impulsan este fenómeno:
- Usuarios finales: Personas que buscan comprar o ahorrar en dólares sin pasar por bancos ni cuevas, que priorizan la privacidad, la operabilidad 24/7 y evitar intermediarios como SWIFT. “Las stablecoins ofrecen una alternativa rápida, anónima y segura para quienes buscan acceso libre al dólar”, señala Juppet.
- Empresas y exportadores: Negocios, profesionales de servicios y exportadores que cobran desde el exterior y necesitan esquivar trabas cambiarias, comisiones o demoras bancarias. “De todas las criptos, las stablecoins son las más utilizadas, las que más tienen casos de uso hoy en el mercado global. Es el killer app de las soluciones derivadas de bitcoin”, afirma Fabiano Días, Director de Negocios Internacionales de Bitwage, plataforma pionera en pago de honorarios en criptomonedas con más de 10 años en el mercado.
Durante una reciente conferencia en La Paz, Bolivia, Días destacó el creciente rol de estas monedas digitales estables como una solución eficiente y disruptiva para pagos y negocios a nivel global, y remarcó su utilidad concreta en la Bolivia actual.
Las stablecoins ganan confianza en Bolivia y en el mundo
Según el informe realizado en conjunto entre CryptoMKT y Coinchange, América Latina es la segunda región de mayor crecimiento global en el uso de stablecoins, con un aumento interanual del 42,5% y más de 36 millones de billeteras activas.
Bitwage ha observado un crecimiento de usuarios bolivianos, de entre un 15% y 20% mensual en el 2024. La mayoría de los primeros usuarios son del sector IT (industrias tecnológicas), y el 80% de ellos son del sexo masculino. Además, el pago promedio que reciben los usuarios bolivianos a través de la plataforma es de aproximadamente $us 2.500.
El uso de stablecoins en Bolivia no solo es predominante en el ámbito freelance o de exportadores de servicios, sino que también está ganando terreno en el sector corporativo.
Empresas con operaciones en América Latina están recurriendo a stablecoins para realizar transferencias transfronterizas instantáneas, reduciendo significativamente los riesgos y costos asociados al tipo de cambio.
Bitwage, por ejemplo, permite a los trabajadores y empresas bolivianas recibir pagos en dólares, euros o libras esterlinas sin trámites engorrosos ni costos ocultos. A través de la plataforma, cada usuario obtiene una cuenta bancaria internacional a su nombre en Estados Unidos, Europa o Reino Unido, sin necesidad de abrirla formalmente, lo que facilita la recepción de pagos internacionales de manera rápida y eficiente. Luego, los fondos pueden ser convertidos a criptomonedas como Bitcoin (BTC), Ethereum (ETH) o stablecoins (USDC, DAI O USDT en redes populares como Tron o Stellar), permitiendo a los usuarios resguardar el valor de sus ingresos y evitar las limitaciones del sistema financiero tradicional.
En un contexto global y local desafiante, el «flight to crypto» emerge como una respuesta cada vez más popular entre los bolivianos. Las stablecoins como un «dólar digital« accesible y bitcoin como reserva de valor descentralizada se posicionan como herramientas clave para navegar la incertidumbre financiera. La gran incógnita es si Bolivia logrará mantener y capitalizar esta tendencia para construir una economía más ágil, conectada y resiliente en la era digital.
Fuente: Economy.com