Los prestamistas de la revolución “peer-to-peer” suenan extrañamente familiares

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La decisión de Goldman para ofrecer préstamos a los consumidores y pequeñas empresas a través de una plataforma de banca en línea es la más reciente prueba de que los bancos ya no son los únicos prestamistas minoristas.

Cuando los chicos más inteligentes en la sala ven “una oportunidad para aprovechar nuestras competencias en tecnología y gestión de riesgos para capturar esta oportunidad en retornos acrecientes”, hay que tener cuidado. Goldman Sachs planea lanzar lo que antes se llamaba un banco, después una plataforma de prestamistas “peer-to-peer” (préstamos entre particulares), y ahora un “prestamista de mercado”.

La decisión de Goldman para ofrecer préstamos a los consumidores y pequeñas empresas a través de una plataforma de banca en línea es la más reciente prueba de que los bancos ya no son los únicos prestamistas minoristas. Los fondos de cobertura y los fondos de inversión están incursionando en el área, haciendo ofertas para préstamos en mercados como Lending Club y Prosper en EU, y Funding Circle y Zopa en el Reino Unido.

¿Y qué del hombre común – el particular original del “peer-to-peer”? La idea de estas iniciativas era democratizar las finanzas, apartando a los bancos mediante la eliminación de una capa de complejidad, costos y riesgos del sistema y su sustitución por un conjunto de “Ebays” para préstamos.

En vez, esto está empezando a parecerse a una rama del sistema bancario en la sombra. El dinero es barato, los bancos están llenos de depósitos, y todo el mundo busca un mayor rendimiento. ¿Por qué no crear un fondo, aprovecharlo al doble del grado de lo que está permitido para un banco, e invertir el dinero a través de mercados de alto rendimiento, en créditos al consumo sin garantía?

Las plataformas de EU han estado dominadas por el dinero institucional desde que Prosper y Lending Club cerraron sus puertas en 2008 – bajo la presión de los reguladores que no querían que se ofreciera valores a todo el mundo – y fueron relanzadas con disfraz diferente. Alrededor del 80 por ciento de sus préstamos son asumidos por instituciones, y han eliminado la etiqueta de “peer-to-peer”.

En el Reino Unido (donde Zopa fue pionero en el mercado en 2005) tanto Zopa como Funding Circle ahora están siguiendo este ejemplo. Sólo Ratesetter, la tercera de las “tres grandes” plataformas del Reino Unido, está tomando una posición pública en contra de la tendencia.

El hecho de que los fondos de inversión estén quitando el lugar a los individuos no elimina todas las características revolucionarias de los mercados de préstamos, ni los convierte en bancos encubiertos. Actúan sólo como agentes, cobran honorarios en lugar de asumir el riesgo de crédito ellos mismos, y evitan el riesgo de crisis de liquidez que los bancos enfrentan al financiar préstamos a largo plazo con depósitos a corto plazo.

Por lo tanto ofrecen algo diferente apreciado por los reguladores y gobiernos. En la próxima crisis de crédito, no deberían colapsar o necesitar ser rescatados de la misma manera que los bancos (aunque los que prestan dinero a través de ellos puedan pasar angustias). Ellos podrían aliviar el problema de la congelación tanto de las redes de distribución de préstamo como de la oferta de crédito.

Como resultado de esto, y del exceso de oferta de dinero institucional en busca de rendimiento, están creciendo rápidamente. Morgan Stanley estima que los préstamos de mercado podría convertirse en un mercado de 290 mil millones de dólares en cinco años, después de recibir inyecciones enormes de efectivo institucional. Como observa, llamarlos préstamos “peer-to-peer” es ahora “un término equivocado”.

Pero la naturaleza cambiante de los mercados es una cuestión de preocupación. En un nivel básico, el dinero inteligente se esfuma muy rápidamente. Aunque los mercados no se derrumbarían, aquellos dominados por unas pocas instituciones podría secarse.

La preocupación más amplia es que las instituciones van a hacer lo que siempre hacen: exigir mejores condiciones y explotar sus beneficios (como dice Goldman, “aprovechar sus competencias”). Los individuos podrían convertirse en miembros de segundo nivel, retenidos principalmente con fines de apariencias.

En principio, sin embargo, los fondos tienen que obtener ventaja sobre las personas, o no pueden justificar las comisiones de rentabilidad que cobran para actuar como intermediarios. Si un inversor minorista puede obtener exactamente el mismo riesgo y rendimiento por prestar directamente, ¿por qué pagarle a un fideicomiso para hacerlo, aparte de que es conveniente?

El peligro es que los fondos con un mayor costo de capital compensan a través de la ingeniería financiera (Morgan Stanley estima que su beneficio de rendimiento sobre los bancos se debe al apalancamiento) o mediante la búsqueda de los préstamos de alto rendimiento.

Hay valor en los mercados de prestamistas, pero la revolución no es todo lo que una vez se prometió. La aparición de Goldman en la escena es una señal de ello.

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