Los pagos con tarjeta en comercios retroceden por primera vez desde 2009

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Los españoles viven asustados con una crisis sin precedentes en la que aún resulta difícil atisbar dónde estará el suelo y, temerosos de no haber visto lo peor, prefieren poner el dinero a resguardo y se inhiben hasta de tirar de la socorrida tarjeta bancaria.

 El año pasado se utilizó el dinero de plástico para sufragar transacciones valoradas en 97.385 millones de euros, lo que supone un retroceso del 0,90% interanual, según las estadísticas del Banco de España. Cierto que limitado, si no fuese porque rompe el comportamiento positivo experimentado por los medios de pago durante casi toda la crisis.

Es el primer descenso desde 2009, cuando el consumo cayó a plomo con la abrupta entrada en la recesión a empellones del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. El dato más inquietante es la aceleración en la caída: arrancó el año con aumentos del 2,71%, se dio la vuelta y colapsó un 3,73% en el último trimestre, precisamente una época tradicionalmente fructífera para los medios de pagos por concentrar el gasto navideño. «Está inevitablemente vinculado al consumo privado y es lógico que, dada la situación de España, el gasto en comercios se haya visto reducido», razonan fuentes de Visa Europa.

Estancado en 2013

«La evolución que venimos sufriendo es muy paralela a la crisis. Hubo un decrecimiento desde junio de 2008 que siguió en 2009 para volver a crecer en 2010 y 2011. El descenso de 2012 ha sido más agudo porque se ha producido un agravamiento de la recesión», apuntan desde uno de los procesadores. «En enero no ha sido malo pero febrero ha vuelto a ser muy muy malo», añaden y recuerdan la capacidad de las compras con tarjetas para anticipar la marcha económica: «Las curvas van muy paralelas al PIB. Siempre se adelanta a las caídas y subidas del PIB. Las tendencias de ahora mismo son muy planas».

Si en compras se para, en cajeros automáticos agrava el descenso. El dinero retirado en estos dispositivos cayó un 2,64% en el año, hasta 110.570 millones, con un recorte también acelerado en la última parte del año. Entre compras y extracciones de efectivo, el uso final con tarjetas menguó un 1,83%, convirtiéndose en el primer ejercicio con menos movimiento desde 2009. «Una vez pagados los gastos corrientes, la comida, colegios, la gasolina.., se destina más para reducir deudas y, en la medida de lo posible para hacer un colchón de ahorro», refieren en el sector.

Otro efecto, imposible de cuantificar, pero susceptible de minorar el uso del dinero de plástico, es el avance de la economía informal. Un estudio de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) estimaba que la economía sumergida movía en España el equivalente al 17% del PIB en 2008 y la sensación es de crecimiento. Sin embargo y, pese a la tentación de numerosos locales de eludir comisiones y el IVA exigiendo cobros en efectivo, la tarjeta avanzaba hasta ahora.

Entre 2009 y 2011, las compras con dinero de plástico crecieron un 7,89% gracias a que el ciudadano se está habituando a su uso, puede pagar a fin de mes y controlar mejor los costes, y empujada también por la búsqueda de gangas en Internet, terreno vetado al metálico. Tanto es así que casi un 17% del consumo se abona con tarjetas, frente al 12-14 de épocas precrisis. La contrapartida es la reducción progresiva en las extracciones de dinero de los cajeros.

A pesar de haberse estancado el movimiento de dinero en tarjeta soslaya en buena parte la fuerte depresión del consumo. Las ventas del comercio minorista bajaron en febrero un 10,6% y encadenaron 32 meses a la baja, según datos del INE. El Banco de España espera que la debilidad del consumo permanezca y el PIB se contraiga un 1,5% este año.

La banca y los emisores -Visa, MasterCard…– proyectan avanzar en la conquista de terreno al efectivo con la introducción de los pagos sin contacto -sin necesidad de autentificar- y para pequeñísimos importes. Pero, a corto plazo, mandan los hábitos de la crisis. Uno de lo más evidentes es que los españoles no se endeudan con tanta alegría como antes. Según la patronal de las financieras Asnef, el crédito revolving o de pago aplazado cayó un 1,8% el año pasado.

Hay menos plásticos, pero ha aumentado el peso de las de débito -con cargo directo a cuenta-. Si en 2008, el 39,9% eran de débito y el 60 de crédito, hoy son el 49,9 y 58%, respectivamente.

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