India, laboratorio de tecnología barata

Tata fabrica coches por 1.500 euros, Nokia vende móviles a 19 euros, Citibank abre cuentas con el reconocimiento de la huella dactilar y Microsoft desarrolla programas de lectura para analfabetos. India es el laboratorio mundial tecnológico del consumo de la clase media.

Un iPhone de 600 euros es prohibitivo para muchos, pero un móvil de 19 euros, no. El coche es un sueño, pero a 1.500 euros ya se puede convertir en realidad. Mercado y pobreza no son dos términos que suelan ir juntos. Sin embargo, en un país mayoritariamente rural y donde 300 millones de personas viven con un dólar al día, la tecnología se abarata para llegar a un mercado impensable. Desde la aparición en julio del Nano, el minúsculo coche de Tata que cuesta 1.500 euros, las empresas indias han materializado el eslogan de «bueno, bonito y barato», con la ayuda fundamental de los microcréditos.

Durante años el papel de las empresas tecnológicas indias ha sido reducir los costes de producción de las occidentales. No obstante, el segundo país más poblado del mundo (1.200 millones de personas) está rompiendo las cadenas.

India es también un gigantesco laboratorio gracias a sus propias contradicciones: cada año salen de la Universidad decenas de miles de ingenieros de calidad inigualable, millones de personas rozan la pobreza, pero la clase media crece a un ritmo vertiginoso gracias a la adopción de la tecnología por parte de las clases más humildes.

Nokia vende millones de móviles a 19 euros, Citibank emplea un servicio de reconocimiento por huella dactilar para abrir cuentas bancarias y así sortear la masiva indocumentación de la gente, Microsoft desarrolla programas de lectura para los analfabetos.

«India cuenta con un ejército de licenciados y expertos en ingeniería. Y los consumidores están exigiendo más creatividad e innovación. Los ingenieros indios tienen hoy acceso a estudios de consumo y teorías empresariales. Si a esto unimos que están habituados a trabajar con recursos limitados, el resultado es el actual boom de innovación». Lo explica G. Sunderraman, vicepresidente de Godrej & Boyce, fabricante de Chotukool, un frigorífico que sólo cuesta 50 euros.

Mahesh Yagnaraman, director general de First Energy, añade: «La sostenibilidad, la eficacia energética y el medio ambiente son otros alicientes. Más de 75 millones de hogares son incapaces de acceder a una fuente de energía convencional y fiable. La mayoría depende de más de una fuente energética. El gas, a pesar de estar muy subvencionado, es inaccesible en las zonas rurales. El queroseno, la leña y los residuos agrícolas son sus alternativas, pero estas soluciones son inadecuadas: contaminan y causan la deforestación».

Al contrario que en otros países asiáticos, India está creando productos para consumo propio, aunque también rebasan sus fronteras y se convierten en éxitos en otros continentes, Sudamérica y África principalmente.

Inventos baratos
Su éxito se debe a la originalidad de su producción: no se comercializan copias baratas, los inventos son funcionales y atractivos. ¿De dónde procede este ímpetu creador? Algunos aluden a la paradoja india: la mitad de la pobreza mundial se encuentra aquí, pero también está aquí la mayor fábrica de ingenieros informáticos del mundo, el Indian Institute of Technology, y Bangalore, el segundo Silicon Valley.

«Por primera vez se puede poner la tecnología al servicio de los pobres. Cuando vives aquí no puedes cerrar los ojos. Un día, de camino al trabajo, casi piso la cabeza de un bebé. Estaba allí, tirado en medio de la acera». Es el crudo recuerdo del estadounidense Sean Blagsvedt, que llegó hace cinco años al país para trabajar con Microsoft y es el creador de Babajob.com, una bolsa de empleo para los necesitados.

Pero los pobres de ayer están dejando de serlo. Un estudio del instituto McKinsey señala que India pasará de 50 millones de personas de clase media en 2005 a 583 millones en 2025. Un mercado gigantesco -el quinto del mundo- y muy apetecible para el gran consumo.

En La fortuna en la base de la pirámide (Editorial Granica, 2005), el ensayista C. K. Prahalad señala que la base de la pirámide -es decir, los más necesitados- representa un ejército de consumidores que el mercado ha despreciado hasta hace poco. Afirma el escritor que se trata del segmento más estimulante y de más rápido crecimiento en el mundo.

Prahalad asegura que tratar a los pobres como consumidores significa aumentar su autoestima, su respeto y su capacidad de elección. Un panorama que permite escalar y salir de la pobreza. Pero transformar la pobreza en un mercado, según el ensayista indio, requiere innovación. «Los sectores más pobres son extremadamente rápidos para adoptar nuevas tecnologías», escribe.

Según Prahalad, experto en las instituciones de microcréditos (MFI, en sus siglas en inglés), estas son cruciales en el proceso de innovación. Son los bancos de los excluidos del sistema financiero tradicional, unos bancos que motivan la actividad emprendedora de los pobres mediante microcréditos, transferencias o avales.

Muhammad Yunus, banquero, economista de Bangladesh y defensor activo de los microcréditos, aseguró al semanario The Economist: «Cuando damos un préstamo de 100 dólares, detrás de los 100 dólares hay pollos o vacas. No es nada imaginario».

Pero el microcrédito no es para comprar pollos, sino para adquirir un móvil de 19 euros. Con él llega la comunicación a las zonas rurales, es decir, la posibilidad de conocer el precio del pollo en los pueblos, recibir encargos o, simplemente, pedir ayuda.

1,5 millones de móviles al mes
La penetración móvil en la India rural es del 10%. El ritmo de crecimiento del mercado es imparable: se venden unos 1,5 millones de teléfonos al mes y las amas de casa de las zonas más pobres envían un promedio de 60 SMS al mes. Un dulce muy tentador. SKS vendió el Nokia 1650 con una conexión de Airtel con una financiación muy interesante. En un mes la penetración subió el 30%.

Los microbancos cuentan con distribuidoras, como Sakhi Retail, para la que ya trabajan 830 campesinas. «Son accionistas. Contribuyen con 10.000 rupias y se convierten en empresarias rurales. Ganan en comisiones unos 32 euros, un dineral en la India rural», explica Upmanyu Patil, director de Sakhi.

«Se trata de un nuevo mercado sin explotar», según Sakhi. «Hasta ahora a nadie le había importado cuáles eran las necesidades de las zonas rurales. Los grupos de apoyo nos han servido para entenderlas».

En julio pasado, Tata Motors empezó a fabricar el Nano, el coche más barato del mundo. Vendió 200.000 en dos semanas, cuando en todo el año se venden en el país 1,5 millones de coches. No lleva aire acondicionado ni elevalunas eléctrico; sólo cuesta 1.500 euros, contamina mucho, pero en India el problema es otro: al año mueren 95.000 personas en las carreteras, principalmente con motocicletas. Si parte de esas cargadas motos se mete en el Nano, se ahorrarán miles de vidas o gastos hospitalarios, principal motivo de la caída en la pobreza, según el economista Anirudh Krishna.

Fuente:www.elpais.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

scroll to top