Bitcoin, la moneda digital, en la mira de reguladores

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Después de haber desestimado a Bitcoin como una broma durante años, muchos inversores de Silicon Valley ahora ven en las monedas digitales la próxima revolución que llegará a la web.

 En mayo, Founders Fund, creado por fundadores de PayPal, encabezaron una inversión de 2 millones de dólares en BitPay Inc., con sede en Atlanta, que permite a los comerciantes aceptar pagos con Bitcoin y actualmente procesa transacciones que ascienden a unos 7 millones de dólares mensuales.

 También en mayo, después de dos años de mantenerse a la espera, Union Square Ventures de Nueva York, uno de los primeros inversores en Twitter, puso 2.5 millones de dólares en Coinbase, que procesaba Bitcoins por valor de 20 millones de dólares mensuales en septiembre, en comparación con un millón en febrero.

 Luego Google Ventures se metió en la moneda digital con inversiones no reveladas en OpenCoin Inc., la empresa detrás de Ripple, que opera un sistema de pagos usando Bitcoin.

 Monedas encriptadas

 Bitcoin se originó en el momento culminante de la crisis financiera en noviembre de 2008, cuando un grupo de programadores conocido sólo como “Satoshi Nakamoto” publicó un informe académico que describía el diseño para un nuevo sistema de efectivo electrónico entre pares que elimina la necesidad de lidiar con terceros como los bancos.

 A los pocos meses, en un posteo de blog, Nakamoto describió la idea destinada a emitir monedas digitales encriptadas sin que estén atadas a ningún banco central.

 Los usuarios almacenan las Bitcoins en billeteras digitales, en tanto las transacciones se registran en el Blockchain, un libro mayor público al que puede accederse por Internet. El sistema Nakamoto diseñado limita a 21 millones el número de Bitcoins.

 El protocolo de código abierto de Bitcoin ya fue puesto a prueba por algunos de los expertos en seguridad informática más grandes del mundo, que han tratado de entrar ilegalmente y fracasaron.

 Si bien todos pueden ver las transacciones hechas desde una dirección de Bitcoin, una serie de unos 34 números y letras, el dueño permanece oculto. Lo mismo ocurre con Nakamoto, cuya identidad continúa siendo un misterio.

 Ninguna autoridad central emite Bitcoins, lo cual constituye parte de su atractivo para los libertarios, que forman un grupo significativo de simpatizantes de la moneda virtual.

 En la mira

Este año, en marzo, la Red de Control de Delitos Financieros del Tesoro estadounidense (FinCEN es su sigla en inglés) emitió pautas según las cuales las casas de cambio y los procesadores de Bitcoins que operan en los Estados Unidos deben registrarse ante el FinCEN como empresas de servicios de dinero.

 Las regulaciones, un dolor de cabeza costoso para las empresas Bitcoin nuevas, exigen a las compañías seguir las mismas normas de “conocer al cliente” que rigen para los bancos e informar las transacciones sospechosas.

 En mayo y junio, el Departamento de Seguridad Interior incautó 5 millones de dólares de dos cuentas estadounidenses conectadas con una de las casas de cambio más grandes de Bitcoin, Mt. Cox con sede en Tokio, por no haberse registrado como empresa de transmisión de dinero.

 En junio, Mt. Cox se registró ante la FinCEN y conforme las normas contra el lavado de dinero, ahora exige a los usuarios que verifiquen sus identidades cuando depositan o retiran efectivo.

 En agosto, la arremetida reguladora se intensificó. Benjamin Lawsky, superintendente del Departamento de Servicios Financieros (DFS) de Nueva York, intervino con citaciones a 22 compañías e inversores en moneda digital, solicitando información sobre sus operaciones con Bitcoin como parte de una misión de descubrimiento de información precisa. El DFS está analizando la posibilidad de emitir nuevas pautas específicas para las monedas virtuales.

 En Alemania, Bitcoin tuvo una victoria, por así decirlo. El Ministerio de Finanzas alemán dijo en agosto que Bitcoin sería reconocida como “dinero privado” y estará sujeta a los impuestos sobre las ventas y la plusvalía.

 ‘Dificultades crecientes’

 En los Estados Unidos, el temor regulatorio llevó a las empresas que operan con Bitcoin a entrar en hibernación. Tradehill Inc., una casa de cambio Bitcoin con sede en San Francisco, anunció a fines de agosto que suspendía temporalmente las operaciones debido a problemas regulatorios.

 Se había registrado como transmisor de dinero ese mismo mes ante la FinCEN. No obstante su banco, Internet Archive Federal Credit Union, dijo en un comunicado que no podía seguir atendiendo a algunos clientes con Bitcoin hasta que no hubiera una mayor claridad regulatoria.

 El futuro de Bitcoin está en gran medida en manos de los reguladores. Obligando a las empresas que manejan monedas digitales a actuar siguiendo las mismas normas que los bancos, las autoridades reguladoras podrían integrarla a la corriente dominante como muchas innovaciones que actualmente son adoptadas por el mercado.

 O podrían disolverla, marginándola como una amenaza a la integridad financiera y conjurar el fin de los que muchos suponían que sería la revolución de las monedas digitales.

Fuente: El Financiero

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