Claves de un sistema de transporte urbano inteligente exitoso

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Por José Orlandini, gerente División de Servicios de SONDA

La Transformación Digital ha impulsado fuertes cambios culturales en las empresas, y ha moldeado a un nuevo “ciudadano inteligente”, que adquiere cada vez mayor conciencia de su propia importancia.

En este renovado ecosistema, las personas requieren y exigen ser escuchadas. Esto implica que las estrategias de diseño de los proyectos en las ciudades, tendientes a proporcionar respuestas, ya no pueden ser diseñados en forma centralizada por las autoridades, sino que se debe tener en alta consideración la opinión de los usuarios.

En el ámbito del transporte esto se traduce en pasajeros empoderados, que demandan respeto por sus derechos y no dudan en actuar decididamente a través de las redes sociales para criticar o denunciar públicamente aquellos servicios que no cumplen sus expectativas.

Por ende, la optimización de los servicios hoy pasa por mejorar la tecnología e incorporar nuevas herramientas, aplicando una gestión integral del cambio cuyo objetivo sea, precisamente, mejorar la calidad de vida de las personas, entregando una experiencia de usuario alineada con sus exigencias.

Chile ha dado pasos acotados en la ciudad de Santiago en este sentido, como por ejemplo la extensión de la red de Metro y la electromovilidad en la red de buses de su capital, pero aún se encuentra al debe en otros aspectos tanto o más esenciales. Por ejemplo, en el ámbito de los medios de pago, la mayoría de estos todavía se restringen al uso de un mecanismo cerrado y con tecnologías obsoletas.

Si miramos otras latitudes, comprobamos que la tendencia apunta a contar con múltiples medios de pago, como tarjetas bancarias y dispositivos móviles, transferencias y sistemas de saldo centralizado, lo cual facilita significativamente los desplazamientos en los distintos modos.

Ejemplos exitosos en la región hay muchos, como la red SUBE de Buenos Aires; Metro de Panamá; la Gran Terminal Albrook, en Panamá; e incluso Metro de Valparaíso que fue pionero en Chile, en la implementación de estos servicios, integrando totalmente los buses, ascensores, Metro y el sistema de trolebuses.

Asimismo, toda red eficiente de transporte público debe contar con un buen sistema de gestión de flota, capaz de planificar, monitorear y regular las líneas, para así optimizar el uso de los recursos, siempre escasos, sin impactar el tiempo de desplazamiento de los pasajeros. Este debe ser un apoyo para el operador de transportes y para la autoridad, clave a la hora de verificar regularidad y frecuencia, ámbito esencial para mejorar la  experiencia y satisfacción del usuario.

Los sistemas de información al usuario son tal vez el ámbito más importante de un sistema de transporte inteligente Aunque la red tenga buses de excelencia, óptimas frecuencias y múltiples opciones de pago, si no dispone de este servicio será mal evaluada. Esto implica informar recorridos, combinaciones, tiempos de espera estimados y reales, así como los planes de tarifa en aquellos sistemas que apliquen cobros diferenciados.

Asimismo, tampoco se deben restringir las acciones a un solo canal. Hay que emplear letreros dinámicos en paraderos y vehículos, disponer de páginas web y, por sobre todo, información enviada directamente al teléfono o dispositivo móvil del usuario, pues esto mejora su capacidad respecto de los modos de transporte que utilizará para movilizarse en un momento determinado.

Las apps, por su parte, deben entender a los pasajeros como usuarios de diversos sistemas y no de uno en particular. Hoy, el ciudadano inteligente espera y exige mucho más que un documento sobre los recorridos de buses. Demanda una solución integral donde se incorporen, por ejemplo, tiempos de pasada de trenes en las líneas de Metro, integración con trenes urbanos, e incluso, estacionamientos y servicios de “ciclos” (como scooters, bicicletas o similares), porque así puede efectivamente coordinar mejor sus desplazamientos y minimizar tiempos muertos.

En este punto, resulta críticamente necesario tener una política abierta de datos, para todas las empresas y/o apps que quieran utilizarlos para determinar nuevas y disruptivas estrategias de transporte. La idea es tomar acciones decisivas que contribuyan a mejorar su calidad de vida, sin transar con la privacidad de las personas.

Otro aspecto clave pasa por mejorar la famosa y compleja “última milla”, con más y mejores servicios que acerquen al usuario desde el bus o el metro, hasta su casa. Mejoras que permiten bajarlo del auto y transformarlo en usuario del transporte público: el principal objetivo trazado hoy por la autoridad.

Por esto, las tecnologías no bastan por sí solas. Como integradores de soluciones de probada eficiencia en distintas ciudades, hoy no sólo contamos con la tecnología disponible para implementar los cambios, sino también con la visión estratégica y la experiencia regional para consolidar sistemas de transporte exitosos en el corto, mediano y largo plazo, tanto en Chile como en Latinoamérica.

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